2/12/23

HAPPY BIRTHDAY TO ME

23-11-2023

Ayer cumplí 56 y fue uno de mis cumpleaños más duros. El día anterior lloré poquito muchas veces. Mi indecisión de siempre estaba superencabronada. 

La clase de yoga acababa a la una, y lloré en la «relajación» final, porque pensé que el ruido del cuenco, que me gustaba tanto, hasta me molestaba. Después pensé que era sobre esa hora cuando nací, la una de la tarde, 10 minutos más o menos, porque mi casa estaba al lado de la vía del tren. Y eso es lo que me han contado. También pensé en que aquel día de 1967 también era miércoles. 

Y la diferencia de esas lágrimas contra otras de la misma clase de yoga años antes, dolía. Pero me esperanzaba. Con la ayuda de amigas y madre salí de un agujerito con remolino. Sabía cuál era mi fallo, pero me lo negaba. 

He dormido hasta las cuatro, cuando me he despertado por hambre y he procesado cosas, tomado decisiones, comprado dos billetes de tren y al final me habré dormido como a las siete, con despertador para las nueve, porque hay que aprovechar la vida. 

Y el susto que me he pegado al levantarme, que voy al baño y me aparto el flequillo, pero seguía intentando apartarme un pelo de la frente, hasta que me he dado cuenta de que era una arruga nueva que me había salido entre las cejas, como una comba; una cara de mala leche que me quedaba... Y he cogido la cremita de ojos con ácido hialurónico y me he dado ante el espejo del balcón, arrastrando hacia arriba con los deditos. No ha permanecido, aunque ha tardado un buen rato en irse. Pero es una señal para el futuro. 

Voy a tener que dejarme crecer el entrecejo o ya ponerme gafas progresivas en ese momento. No hay mal que por bien no venga, o sálvese quien pueda. Todo bien. 

Una semana después, por la mañana, decido ser feliz.