29/6/23

El sistema sanitario (catalán)

 Vale, que mucho desmantelamiento en la época de Artur Mas y no se lo perdono. Que todo por una sanidad pública de calidad.

Pero vengo aquí a elogiar a los que, dentro de ese sistema, me han tratado divinamente. 

Empezando por el cirujano que me operó de la hernia discal. Fenomenal. Que me pasé mucho tiempo en lista de espera, sí. Por eso ahora pago una mutua privada, que me ayuda con cosas puntuales y descargo a la Seguridad Social (no entiendo el "no te hagas de una mutua, es el diablo"). Y terminando por todos mis médicos y enfermeras del Centro de Atención Primaria (CAP), en la cera de enfrente de casa.

Ayer fue día turbulento, con todos mis temas de duelo, de baja laboral, de cosas que se acaban... La semana pasada, un psiquiatra con su propia agenda (la agenda de las Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social), me propuso para alta al ICAM ('Institut Català d'Avaluacions Mèdiques) y a mi médico de cabecera. Bien, la señora de la mutua dijo que sigo de baja y que la última palabra la tiene el médico de cabecera.

Esta mañana me despierto con un dolor de cabeza terrible. Estoy preparando el desayuno cuando suena el teléfono.

Es mi nueva doctora de cabecera. Por fin se ha hecho efectiva la jubilación de mi antigua doctora. Desde mitad de pandemia hasta ahora he tenido sustitutos más o menos afortunados (los menos, simplemente estaban superados por el sistema informático que se ven obligados a usar); la última que tuve, excepcional. Una enfermera asignada ya, excepcional. Estoy hablando del CAP. 

La doctora que me ha llamado hoy será ya mi doctora para siempre (o hasta que Barcelona me eche). Y me llamaba para conocerme, porque tiene que contestar al ICAM sobre mi baja o alta. Había visto mi expediente y se olía que muy para alta no estoy. Y, efectivamente, me ha conocido por teléfono. Me ha dado cita para el 7. Por supuesto, le ha dicho al ICAM que nanai; que yo seguiré con los planes que el CAP me ha propuesto para julio (gestión de la ansiedad) para recuperarme de lo mío. Ya en agosto o septiembre que hagan lo que les venga en gana. 

Porque, sí, necesito enfrentarme de nuevo al mundo laboral sí o sí. Pero no porque lo diga el psiquiatra que copió el informe de febrero hasta el punto de escribir que "el trabajo y la enfermedad de mi hermano" me superan. Ni siquiera pilló que mi hermano había muerto. No sabe lo que pasa por mi cabeza y por mi alma. Lo único de su cosecha era precisamente eso, que tendría que enfrentarme a mis problemas. Y poner en positivo incluso lo que yo le había contado en negativo.

En fin. Que más de lo mismo, que voy aseada y llego en transporte público, pues ya puedo enfrentarme a todo.

Entonces he empezado otra vez a llorar, pero de alegría/pena.

Dos caras del sistema. La Seguridad Social entidad que recauda muy bien, pero le cuesta "soltar la mosca" y la Seguridad Social profesionales sanitarios que cuidan muy bien de sus pacientes. A ellos les estoy superagradecida y de ellos superorgullosa.

Que conste que ya sé que hay casos mucho peores, que hay mucha gente que no tiene la mitad de mi suerte. Eso no me hace más feliz, pero sí igual de persona. 

No sé cuánto podré durar en Barcelona, por la cuestión laboral versus el coste de la vida. Fíjate que casi lo único que me ata aquí ahora es este sistema sanitario tan denostado, pero que al final nos salva. Cara y cruz, como en tantas cosas. 

NB:
Y si he puesto "catalán" en el título es porque no he visto yo en otros sitios (solo tengo como referencia la Comunidad Valenciana) donde te llamen por teléfono para algo así. Y para muchas más cosas que me han llamado en los últimos 6 meses mientras iba y venía de Barcelona a Alicante. Y es que hay diferencias. El fet diferencial existe y, con lo que está pasando en España (y en todo el mundo, incluido Ripoll), prefiero estar aquí, y preferiría que Cataluña tuviera estado propio. Que el otro estado y sus gentes no lo van a permitir, ya. No soy ilusa. Pero que sería ideal, también.

NB-mal:
El ICAM me ha dado de alta en función del informe falaz de la mutua colaboradora con la seguridad social. En esto, están empatados el país con estado y el sin estado. O el bolsillo de los políticos. Habría sido demasiado dejarme seguir de baja en julio, mientras me recuperaba. Ni los seis meses, señores. Un mes que no cobraré y que he seguido viviendo como he podido. Agosto también me lo financiaré yo, como buena autónoma previsora, y espero que este sea el definitivo del descanso y la recuperación. En septiembre me enfrento a esta puta vida que no va a poder conmigo.