22/11/09

Cómo cambian las cosas

Ahora que estoy lista para dejarlo,

dice él "sólo falta que me dejes”.

Ahora que no recuerda que despreció y evitó,

quiere él estar encima y congraciarse.

Ahora que necesito estar conmigo y por mí,

quiere llevarme un fin de semana a Londres, o a Dublín.

Vuelve al ego crecido

y cree que su sonrisa es suficiente

y me canta por Sabina

que mi boca ya no busca su boca.

Queda como un señor diciendo que no llama más

y a la que llamo compra sin consultar entradas

para Georges Moustaki, que yo creía muerto ya.

Ahora sólo falta que me cante el Ne me quite pas

a grito pelado y en el pabellón auricular.

¿Tendré que ser desagradable?

¿O podré resistir con estilo?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los libros me hablan

Hoy me he levantado feliz. Un poco de descanso, un poco de no hacer nada –tan necesario–, un poco de escribir. Un mucho de cantar –ayer tard...